Elimina todas las hojas de la parte baja de los tallos que podrían remojarse en el agua y cuya descomposición rápida podría facilitar la formación de bacterias. Con ellas, el ramo marchitaría más rápidamente.
Es recomendable colocar cada tarde el recipiente con las rosa en una pieza fresca, o bien sobre el borde de una ventana, si no hace demasiado frío fuera que pueda llegarle. Durante el día coloca a la planta a la luz, pero sin que le llegue sol directo.
El agua debe ser siempre limpia y clara. Por ello, debes cambiarla cada día. El jarrón en el que coloques las rosas también debe estar bien limpio.
Recorta el tallo de cada flor cada 2 días y sumerge los rosas en el agua 2/3 de su tallo. Esto hará que duren y se conserven mejor.
Otra forma de mejorar su conservación es colocando en el agua una aspirina o un poco de azúcar. Pero olvida el “remedio de la abuela” que dice que la lejía hace que el ramo dure más tiempo. La lejía lo único que hace es clarificar el agua y hacerla más presentable. Pero recuerda que debes cambiarla cada día, que ésta debe ser limpia y fresca.
Al cortar los tallos del rosal debes saber varias cosas. Es preferible que cortes esos tallos o por la mañana o por la tarde, una vez puesto el sol. Además, corta exactamente encima de una hoja. El corte debe ser en bisel, es decir, con una inclinación grande.