La rosa es una de las flores con más leyenda que existen. Y es que en todo momento los artistas han visto en ella una fuente inagotable de inspiración y un emblema del amor absoluto, hasta el punto de elevarla al codiciado rango de reina de las flores.
Los productores de rosas por su parte han sido capaces de conocerla al máximo, lo que les ha permitido dominarla y desarrollar un sinfín de formas, colores y fragancias para nuestra mayor felicidad.
La rosa es actualmente una de las grandes protagonistas de nuestros jardines gracias a su increíble diversidad y también la protagonista de los ramos de flores que expresan los sentimientos más nobles. Igualmente es protagonista en muchas webs especializadas en el mundo de las rosas, siendo PortalRosas.com una de las más completas.
La rosa en la antigüedad
Sabemos que a los griegos y a los hebreos ya les gustaban las rosas, en especial para las ceremonias de boda. También se han encontrado restos de rosas en tumbas egipcias, con el fin de acompañar a los muertos a la eternidad.
Los romanos fueron los primeros en desarrollar pasión por esta flor: sus pétalos eran esparcidos por los suelos de las estancias de los más poderosos y en los días de fiesta éstos eran lanzados a los invitados. Las rosas eran cultivadas principalmente en Egipto y en Persia, por lo que los romanos importaban barcos enteros cargados de rosas antes de plantarlas ellos mismos.
Cuando comenzaron a plantarlas desarrollaron un ingenioso sistema para poder forzar la floración, calentando el suelo de cultivo con tuberías de agua caliente. Aunque pocos escritos dan fe de esto, se cree que la rosa de Damasco (Rosa damascena) era la variedad más importante de la época, expandida por los romanos por todo el mundo, a través de las tierras que fueron conquistando.
La rosa en la Edad Media
En el siglo XIII llega a Francia traída de Jerusalén una rosa roja muy aromática, rosa que actualmente se conoce como rosal de Castilla o rosal de Francia (Rosa gallica), cuya cultura se desarrolló principalmente con fines medicinales, ya que se creía que esta rosa tenía poder para curar muchas enfermedades.
Hasta esa época las hibridaciones eran espontáneas. Así en el siglo XVII, una transformación de la Rosa gallica dio lugar a la Rosa centifolia (rosal romano). Hasta finales del siglo XVIII solo había treinta especies de rosas.
Primeros precursores del cultivo de las rosas
El francés Jacques-Louis Descemet, primer cultivador reconocido de rosas, publicó en 1803 un libro sobre estas flores. En él encontramos representadas cerda de 80 rosas. Y en los 10 años siguientes éste añadió a su catálogo cerca de 200 variedades nuevas.
No obstante el interés desmesurado por el cultivo de estas flores se ve incentivado por la pasión de la emperatriz francesa Josefina de Beauharnais. Entre 1803 y 1814 envió a botánicos a través de todo el mundo para enriquecer su colección de rosas. Poco a poco reunió la más increíble colección de rosas, con cerca de 600 variedades que serían, posteriormente, una auténtica mina de oro para los viveristas de todo el mundo.
Rosas de China
A principios del siglo XIX la hibridación de rosas estaba en pleno apogeo. En esta época nacieron las rosas de China, una variedad que a diferencia de las rosas que se conocían hasta el momento, tenían la capacidad de florecer varias veces al año. Esta variedad marcó un punto de inflexión en el cultivo de rosas. Entre las rosas chinas, las más notables son principalmente las rosas de té, con sus preciosos pétalos casi de seda y de colores muy delicados.