Todas las flores del mundo, existe una que es venerada por encima de las demás: La rosa. Y dentro de las rosas, hay que es especial, por su simbología, por su belleza, por su encanto… La rosa roja. Las rosas rojas son el símbolo de amor. Aunque también son sinónimo de belleza y de respeto. Desde la noche de los tiempos, el hombre adora a esta majestuosa flor. ¡Qué elegancia! ¡Qué incomparable color! ¡Qué perfume embriagador!
Fue la flor destinada a los dioses, la flor preferida de Venus. También ha sido el objeto de tentativas medicinales desde la Edad Media, curando ciertos dolores. Ha sido empleada igualmente para alimentación: el agua de rosa se produce a partir de la destilación de los pétalos de la flor y sirve para perfumar ciertos postres.
Las rosas rojas son testigos de numerosos acontecimientos felices: declaraciones de amor, nacimientos, matrimonios, aniversarios,… todo ellos por las diversas simbologías de esta maravillosa flor. Es verdad que nada hay más bello que un ramo de rosas rojas. Existe una variedad infinita de rosas rojas con nombres evocadores: La rosa Baccarat es sin duda la más célebre, pero encontramos también en manos de numerosos floristas, la First Red, la Royal Red, la Red One,… y muchas otras más. Tantas, que nos sería muy difícil describirlas todas aquí.
Las rosas rojas, tal como las conocemos hoy, tan perfectas y majestuosas, son el resultado del trabajo de excelentes horticultores y el fruto de numerosos cruces. La cultura de los rosas es muy precisa y necesita de numerosos cuidados. Cada nueva rosa cultivada es bautizada con un nombre muy particular. Debemos saber que las rosas se deben regalar siempre en número impar. ¿Por qué? Si piensas que es por un significado particular, te equivocas. Debemos regalarlas impares porque ofrecidas en número par, sería mucho menos bonito por la simetría que impondrían a la mirada.